La Organización de Productores de Pescadores de Almería, conocida por el acrónimo OPP71, cuenta con dos funciones primordiales: la autorregulación del sector pesquero almeriense y la mejora de la comercialización de la producción pesquera.

Estos propósitos fueron evidentes cuando visitamos la lonja de Almería y departimos con su gerente, José Mª Gallart.

La búsqueda de un canal directo de comercialización dio lugar hace años a la creación de la iniciativa Del Barco a la Mesa, iniciativa que merece ser tratada en otra entrega.

De cara a su futuro, más o menos inmediato, la OPP71 quiere desarrolla un sistema de segunda venta, dirigido a los consumidores finales. Para ello se baraja el equipamiento de la lonja antigua.

En otro orden, nos llama la atención la defensa del carácter sostenible de la pesca de arrastre del Mediterráneo, sector de la flota con gran importancia en el puerto pesquero de Almería.

La regulación comercial de la pesca de cerco pretende mejorar el valor comercial en base al volumen de capturas, consiguiendo a su vez una gestión más sostenible de los caladeros.

Los economistas explican que una lonja de pescado es lo más parecido a un mercado de competencia perfecta: muchos compradores, mucha oferta, producto homogéneo e información perfecta.

Como consecuencia de lo anterior, armadores y pescadores son precio-aceptantes, circunstancia que es insostenible.

En el propósito último de la OPP está el revertir esta situación. Para ello ha de diferenciar la producción y mejorar la capacidad de negociación. Esa parece ser la intención.