EL FARO DE CABO DE GATA EN 1930
La historia del interés por Cabo de Gata de un científico del paisaje: Eduardo Hernández-Pacheco
Todos los días del año nos ofrecen una onomástica que, en muchos casos, resulta curiosa. Estos “días de…” son una oportunidad de pensamiento lateral o bisociación creativa para las mentes con propensión a la disrupción, esas que se ríen de forma descabellada ante la sorpresa de propios y extraños.
Sin embargo, existen días que rememoran elementos que por singulares o relevantes, merecen especialmente la atención. Es el caso del día 1 de julio, día de las señales marítimas. Es el día en el que se celebra el papel de los faros y demás artefactos que han servido de referencia a pescadores, a mercantes o a la navegación militar desde mediados del siglo XIX. Si bien antes existían sistemas de señalización, el sistema de alumbramiento de las costas internacional se establece en el siglo XIX.
En el caso del que esto escribe, es verdadera devoción la sentida por estas luces que resultan atractivas y telúricas. A este interés han contribuido el desarrollo de trabajos documentales y el contacto que, gracias a ellos, he mantenido con miembros de una familia que en el mundo de los faros es una institución: los Gandolfo. Sería injusto por mi parte no hacer referencia a Mario Sanz, torrero o farista del Faro Mesa Roldán, cuya obra “Los faros de Almería” fue motivo de mi interés por el valor histórico o patrimonial de los faros de la provincia almeriense.
En este viaje de Almería a Levante, visibilizando el sector pesquero que desarrolla su actividad desde el municipio de Almería al límite oriental de la provincia de Almería, el día 1 de julio es una oportunidad para divulgar el descubrimiento de una fotografía del faro de Cabo de Gata en 1930, tomada por un paleontólogo-geólogo de primer nivel: Eduardo Hernández-Pacheco.
Reducir a una entrada de un blog la información recabada posteriormente resulta cuestión difícil. Sin embargo, resulta interesante apuntar tres reflexiones que hablan del interés del lugar observado y de la altura intelectual del observador.
1º. La importancia geológica y paisajística del Cabo de Gata. La fotografía tomada por Hernández Pacheco parece enfatizar el asombro de ese observador que tomando asiento en una roca mira absorto lo descarnado de este paisaje litoral de origen volcánico, coronado por el faro de segundo orden del Cabo de Gata, el principal de la provincia de Almería.
Si bien la fotografía es en blanco y negro, lo liviano de la indumentaria y lo monocromático de la imagen invitan a pensar que la fotografía se toma en verano.
Para comprender los intereses y el propósito de Hernández-Pacheco al realizar esta fotografía resulta recomendable conocer la concepción del paisaje de este investigador que aborda el mismo desde la perspectiva naturalista, geológica, paleontológica, geográfica y etnográfica. Para ello, resulta recomendable el artículo “Eduardo Hernández-Pacheco y el papel de la fotografía en sus representaciones del paisaje”, publicado en los Cuadernos Geográficos de la Universidad de Granada y cuya autoría corresponde a Manuel Mollá Ruiz-Gómez. La impronta de tan insigne intelectual resulta evidente en la fotografía que mostramos en esta entrada.
2º. La necesidad de preservar la calidad paisajística. En el desarrollo de la ponencia “¿Es rentable la puesta en valor del Patrimonio?”, dentro del curso de verano de la Universidad de Almería “CONJUNTOS MONUMENTALES Y SU ENTORNO: PATRIMONIO, ECONOMÍA Y TURISMO” describía la importancia del paisaje como elemento en la puesta en valor del patrimonio. Para ello, comparaba dos fotografías: la fotografía de Hernández-Pacheco del Cabo de Gata y una fotografía que tomé en el invierno de 2017 de la misma perspectiva.
3º. La relevancia del observador. Eduardo Hernández Pacheco. Extracto de la reseña bibliográfica de Santos Casado (Centro Superior de Investigaciones Científicas)
«Eduardo Hernández-Pacheco y Estevan (Madrid, 1872 – Alcuéscar, Cáceres, 1965) tras cursar el bachillerato en Badajoz decidió seguir la licenciatura en Ciencias Naturales, que estudió en Madrid y Barcelona. Tomó contacto con el ambiente modernizador de ciertos círculos reformistas y liberales en los que coincidieron el interés por el fomento de la ciencia y el aprecio a la naturaleza silvestre. De ambos rasgos participaría Hernández-Pacheco, quien los aprendió de sus maestros, naturalistas ligados a la Institución Libre de Enseñanza como el zoólogo Ignacio Bolívar y, sobre todo, los geólogos José Macpherson, Francisco Quiroga y Salvador Calderón.
Eduardo Hernández-Pacheco, siguiendo también en esto a sus maestros, mantuvo una permanente inquietud científica que le llevó a trabajar en diferentes áreas y a buscar la síntesis y la visión de conjunto. Por ello, además de geólogo, fue también geógrafo, paleontólogo y prehistoriador. Sobre la base de sus intereses iniciales en geología y geografía física, integró aspectos biogeográficos, paisajísticos y antropológicos. Pretendió siempre el cuadro de conjunto y la interdependencia de factores en ensayos como Rasgos fundamentales de la constitución e historia geológica del solar ibérico (1922), Síntesis fisiográfica y geológica de España (1932-1934) o Fisiografía del solar hispano (1955-1956). Quiso incluso construir una teoría científica del paisaje, que expuso en 1934 en El paisaje en general y las características del paisaje hispano. Muchos de estos intereses se relacionan con su actividad conservacionista en la Junta Central de Parques Nacionales, en cuyos trabajos participó con especial intensidad a finales de los años veinte y principios de los treinta. (…)»
Al margen de esta fotografía, Hernández-Pacheco registra una fotografía de las dunas de Cabo de Gata, recogida en el libro “Paisajes de Andalucía. Imágenes retrospectivas”, publicado por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía en el año 2002. En esa obra encuentro la fotografía del Cabo de Gata que es el motivo de esta entrada. También en el artículo de Mollá encontramos su preocupación por el paisaje industrial en el puerto de Almería. La fotografía que aparece en el artículo ya citado muestra las grúas del puerto cargando en los buques el mineral. Esta fotografía está fechada en 1955.
En definitiva, una historia que justifica la onomástica o es pretexto para disfrutar del momento que en 1930 fijó la fotografía de nuestro atractivo y telúrico faro del Cabo de Gata.
Esta historia forma parte del trabajo de documentación y guion de la serie documental del corto documental «Almería a Levante». Para comprender el espíritu del proyecto damos acceso en esta entrada al corto documental «Almería a Levante. Las Gentes de la Mar».
En esta pieza se pone en valor el arraigo pesquero de personas vinculadas al sector pesquero del litoral almeriense que va de Almería a Levante. Si estos contenidos te han resultado interesantes te aconsejamos unirte a la página Facebook del proyecto y suscribirte al canal de YouTube en el que se recogen los diferentes microdocumentales, piezas que se encuentran en tres versiones: sin subtítulos, con subtítulos en español para favorecer la accesibilidad y con subtítulos en inglés.