A finales de la década de los cincuenta el Plan Nacional de Estabilización intentó cubrir la España gris de la posguerra con una leve pátina de aperturismo. En este proceso el turismo resulta un sector clave, aspecto que advierte el Ministerio de Información y Turismo, registrando información gráfica sobre los elementos que pudieran servir de atractivo para unos turistas que encontraban destinos inéditos y grandes ventajas en la diferencia en la paridad de compra y la debilidad de la peseta, entonces nuestra divisa.
En ese contexto, Almería parece ofrecerse como destino virgen donde el paisaje se ofrecía como gran atractivo.
Una revisión de los Archivos Generales del Estado nos lleva a destacar la labor de fotógrafos que pusieron en valor nuestro espacio y que mostraron su capacidad de captar la esencia del momento, del espacio y de su luz. Este es el caso de Carlos Pérez Siquier, el fotógrafo más importante de la provincia de Almería y, probablemente, el artista más relevante de la historia de esta provincia esquinada y, en ocasiones, desplazada.
Carlos Pérez Siquier trabaja en la década de los sesenta para el Ministerio de Información y Turismo como fotógrafo independiente.
Hablar del precursor del movimiento AFAL en clave local resulta ridículo, ridículo evidente si consideramos a este empleado bancario convertido a fotógrafo como una de las cabezas visibles del movimiento de vanguardia que desde la segunda mitad del siglo XX lleva a la fotografía documental española a cotas de excelencia. Junto a Pérez Siquier coetáneos como Masats, Maspons, Colom, Colita, Terré, Ontañón, Miserachs, Catalá Roca o Schommer, entre otros, ofrecen una fotografía que muestra la intrahistoria de un país que seguía bostezando mientras intentaba desperezarse.
Recomendable resulta acercarse a Olula del Río para visitar el museo y el centro que expone parte de su obra y gestiona su archivo (www.centroperezsiquier.org).