CÓMO RECONOCER EL MARISCO FRESCO
En un post anterior te contamos cómo reconocer el pescado fresco, pero ¿qué hay que mirar, oler y palpar cuando hablamos de marisco?
Pues con gran parte del marisco es importante que se comercialice más que fresco, vivo, ya que tiende a deteriorarse con mucha velocidad. Esto es especialmente relevante en el caso de crustáceos como la langosta o el bogavante o en moluscos bivalvos como almejas o navajas. Además, pasa un poco como con los pescados frescos: el olor debe recordar al del mar y las algas. Olores fuertes o desagradables son una mala señal.
En el caso de los crustáceos como las gambas, quisquillas o langostinos es bueno fijarse en las cabezas, que tienen que mostrar colores translúcidos. Un caparazón brillante y resistente, así como una carne firme revelan frescura. Por el contrario, descarta los ejemplares que presenten manchas oscuras en el cuerpo.
Los moluscos cefalópodos, como pulpos, jibias y calamares, tienen una textura firme cuando están frescos. También tienen un aspecto brillante y algo de mucosidad. Los colores pueden estar entre el rosado y el blanco nacarado. Algunos tipos de pulpo pueden tener colores más oscuros.
Los moluscos bivalvos, como almejas, navajas, berberechos o mejillones nos dan pistas a través de sus conchas. Deben estar sin roturas y cerradas. En caso de verlas ligeramente abiertas deberían cerrarse al notar el contacto de nuestro dedo, señal de que el ejemplar sigue vivo. Si está fresco, este tipo de marisco solo debería abrirse completamente al cocinarse.
El proyecto Almería a Levante III. Patrimonio Gastronómico es promovido por la Asociación de Desarrollo Pesquero Costa de Almería, siendo cofinanciado por el Fondo Europeo Marítimo y de la Pesca (85 %) y por la Junta de Andalucía (15 %).
Curro Lucas. Comunicación Gastronómica y Community Management · @CurroLucas